viernes, 12 de octubre de 2007

Una mujer para la Rectoría


Es tiempo de que la UNAM la dirija una mujer: Rosaura Ruiz

Una bióloga y un abogado se sumaron a los aspirantes a dirigir la Universidad Nacional Autónoma de México. “Es hora de que la universidad la dirija una mujer”, afirmó Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM.“He tomado la decisión de presentarme a este proceso de modo tal que nuestra comunidad esté representada en la más importante decisión de la vida institucional universitaria”, dijo Fernando Serrano Migallón, director de la Facultad de Derecho.De esta manera se suman a las candidaturas de José Narro, Diego Valadés, José Antonio de la Peña, Gerardo Ferrando Bravo y Fernando Pérez Correa. Son siete los académicos que han alzado la mano, hasta el momento. La carrera por la rectoría está en pleno.“La historia de la UNAM es inconmensurable de la historia de México, es hora de que la tenga una Rectora”, sostuvo Ruíz Gutiérrez, entrevistada en la Torre de Humanidades.Y descartó que su trayectoria, ligada al Partido de la Revolución Democrática (PRD) o movimientos de izquierda se motivo de “favoritismo” en caso de llegar a la Rectoría. “Habrá imparcialidad y consenso”, destacó.Entre sus proyectos para la máxima casa de estudios están el consolidar la investigación y ampliar la colaboración entre la UNAM y universidades estatales, así como crear nuevas licenciaturas e impulsar el desarrollo tecnológico.En torno a la gratuidad universitaria, se dijo a favor de una Universidad laica, gratuita y de un nivel académico “muy alto”.UNAM, ajena a procesos políticos. Por su parte, Serrano Migallón se manifestó a favor de mantener a la UNAM y sus autoridades al margen de los procesos políticos. “Creo en una Universidad intransigente en la defensa de su autonomía, irreductible en el mantenimiento de su libertad de cátedra y de examen, que no transija con el poder del Estado ni con el mercado”, son su visión de la máxima casa de estudios.Entre sus proyectos, apuntó, están un desarrollo más vigoroso de investigación en ciencia básica, así como encontrar “la fórmula adecuada para la convivencia” entre la libertad de investigación de la UNAM con los “agentes del sector productivo”.Quien fuera Abogado General de la Universidad entre los años 1993 y 1995, rechazó cualquier vínculo con la derecha y puntualiza que el financiamiento de la UNAM le corresponde al Estado, pero no por eso la máxima casa de estudios debe ser independiente de aquel poder.